Sweet & Sour: mayo 2012

lunes, 28 de mayo de 2012

TRUFAS DE CHOCOLATE NEGRO Y CARAMELO




"Charlie y la Fabrica de Chocolate", ha sido la película elegida por las chicas de film & food para el reto del mes de Abril, aunque publiquemos en Mayo. Y con ello una receta de esos pequeños placeres dulces (chocolates, caramelos, golosinas) que de una forma u otra nos gustan a cualquiera.

En mi caso, y para hacer honor a la película, me he decidido por una golosina de chocolate. En casa han estado encantados con la propuesta, y sobre todo con el resultado. Las elegidas han sido unas trufas que chocolate y caramelo que son muy fáciles de preparar y os las recomiendo sobremanera si sois chocolater@s. El caramelo cocinado le otorga un sabor especial, quedan unas trufas muy finas y con un sabor al paladar que no te cansa, como suele ocurrir con las trufas, que en ocasiones son un poco pesadas.

Como os digo en casa han encantado y a Charlie le hubieran fascinado. La receta está sacada de el libro "El chocolate" de Larousse, del gran maestro repostero Pierre Herme.


Para esta preparación y a fuerza de ser pesada, os recuerdo que deberéis elegir un buen chocolate, y hoy con un mayor motivo, porque es el invitado especial de la receta . Si no es bueno os puede arruinar la preparación, o al menos modificar mucho la calidad final de vuestras trufas. 

Deberéis también respetar los % indicado de cacao en  el chocolate, pues al variar el % de cacao también se modifica el % de grasa y con ello el resultado final.

Así que sin mas preámbulos vamos con la receta, que está para chuparse los dedos, nunca mejor dicho.



INGREDIENTES: (Para unas 50 trufas de 15-20 gr.)


- 300 gr de chocolate negro 55% de cacao de cobertura.
- 180 gr. de chocolate con leche de cobertura.
- 260 ml de nata 35% materia grasa.
- 190 gr. de azúcar en polvo.
- 40 gr. de mantequilla semi-salada (Pascual).

Azúcar glass y cacao en polvo para decorar.


PREPARACIÓN:


Comenzamos preparando el molde donde depositaremos nuestra ganache de trufas para que se enfríe. 

Como tiene que tratarse de un molde sin fondo, yo preparé una aro extensible de cocina de unos 23 cm, y lo coloqué sobre una hoja de papel de horno. Y a su vez todo ello sobre una bandeja, para que posteriormente nos sea mas fácil su traslado a la nevera.

Si vuestro chocolate no viniese en gotas como el mío, deberéis trocearlo con un cuchillo de sierra.




Ahora vamos a comenzar con nuestra ganache. Ponemos la nata a hervir en un cazo mediano, cuando llegue a ebullición la retiramos del fuego.

En otro cazo mediano, de fondo grueso y a ser posible altito, calentamos 50 gr de azúcar a fuego medio. En cuanto el azúcar se haya derretido añadimos otros 50 gr. Repetimos la operación hasta acabar con los 190 gr de azúcar en polvo.

En cuanto veamos que todo nuestro azúcar se carameliza, y presenta un color ámbar oscuro, añadimos la mantequilla, mezclamos para que se homogenice, y luego añadimos la nata hervida y seguimos mezclando durante 1 o 2 minutos.  En mi caso, seguí mezclando hasta que el caramelo se derritió por completo.




Cuando tengamos nuestro toffe preparado, lo vertemos sobre la mezcla de chocolates troceados y removemos hasta que la ganache adquiera una textura homogénea.

Cuando hayamos conseguido esa textura, dejamos entibiar ligeramente un par de minutos, para que la ganache adquiera un poco de consistencia y no se nos escape por los bajos del aro extensible, uno de mis temores al poner en practica esta receta. Vertemos en el interior del molde que tenemos preparado. 



Llevamos a la nevera, bien protegida de olores y sabores, durante  2 horas para que adquiera consistencia. En mi caso, tuve que mantenerla casi 24 horas, pero no me pareció que sufriera en cuanto a sabor o textura. Estos son los contratiempos de ser madre trabajadora. 


Cuando nuestra ganache haya adquirido consistencia, retiramos con cuidado el aro y desmoldamos sobre otro papel de horno, retirando el anterior.

Cortamos piezas cuadradas unos 3 cm, con ayuda de un cuchillo pasado bajo el grifo del agua caliente y posteriormente seco, para que nos resulte mas fácil y limpio el corte.



Nos espolvoreamos las palmas de las manos con azúcar glass para  evitar que al manipular la trufa se nos pegue. Y haciendo rodar cada porción  de chocolate entre ellas, las vamos dando forma de bolitas

Según las vamos dando forma, las vamos depositando sobre otra hoja de papel de horno. 



 Finalizada la tarea, llevamos de nuevo a la nevera por espacio de al menos 1 hora.

Transcurrido este tiempo preparamos dos bowles amplios de tamaño mediano, uno con cacao en polvo y otro con azúcar glass.


Cubrimos cada trufa con cacao en polvo o con azúcar glass, al gusto de cada cual, haciéndolas rodar con ayuda de un tenedor dentro del interior del bowl. Retiramos el exceso de cacao o azúcar ayudados de un colador pequeño, y listas para degustar. Si os apetece las podemos presentar dentro de pequeñas cápsulas de papel para bombones.




Son unas trufas riquísimas, pues el caramelo les da un punto de dulzor especial, muy pero que muy fino. Además la mezcla de chocolate negro y con leche las hace aptas para los paladares menos proclives al chocolate negro. En definitiva una delicia al paladar. Os las recomiendo encarecidamente, ya que son fáciles de hacer y riquísimas.




Consejos:

- El molde que os aconsejo para esta cantidad de ganache es de aproximadamente 23 cm, ya que es importante que al verter la ganache en su interior, el grosor de esta no supere el 1,5-2 cm. 

Y esto ¿por qué? . Pues sencillamente porque esa placa de ganache nos servirá luego para cortar las porciones de trufa a las que daremos forma de bola y si fuera mas gruesa nos costaría mas.


Con este grosor, y cortando cuadraditos de unos 3 cm, las bolas son sencillas de porcionar y de hacer.

- Cuando añadamos la mantequilla y la nata al caramelo, es fundamental protegerse de salpicaduras, ya que el caramelo tiende a refunfuñar y a revelarse, y salpica, y estas salpicaduras queman y mucho. Por eso también os recomiendo un cazo altito.

- Para proteger de olores y sabores la ganache cuando la llevé a la nevera, utilice un molde colocado del revés sobre el molde desmoldable. Os aseguro que sirve y es un gran invento.

-  Yo he optado por cubrir las trufas de cacao y de azúcar glass, tienen presentaciones distintas y además el azúcar glass endulza un poquito mas, para los mas dulceros, por contra el cacao las hace mas chocolatosas, ideales para los muy chocolateros. Así con el mismo interior tenemos dos trufas un poco distintas, para agradar a diferentes paladares.

En cualquier caso, la cobertura de azúcar glass tiende a desaparecer con el tiempo y la humedad, así que para mantener la misma presentación será preciso que la renovéis.

- Debéis conservarlas siempre en el frigorífico en el interior de un recipiente hermética. En  mi caso una caja de lata.


Sacar 5 minutitos antes de consumir.

Espero que os gusten.

VIRGINIA



















domingo, 27 de mayo de 2012

SAN SEBASTIAN EN UNA MAÑANA OTOÑAL DE PRIMAVERA.




¿Quien dijo que estabamos en primavera?, para mas señas, basicamente casi en el mes de Junio.

Parece mentira pero así es.

Este año el tiempo, además de otras cosas, se ha vuelto loco, anda de lo mas revuelto y despistado.... Una semana antes de estas imagenes, estabamos a 34ºC......, el domingo no llegabamos a los 10ºC.... y ahora vuelta al calor.


Hoy solo os traigo algunas fotografías de "La Concha" y el puerto viejo de San Sebastian en pleno dia lluvioso y frío, con niebla en la costa, y paraguas en la playa.








Son unas fotografías grises pero enormemente bellas a mi parecer. Y no, no son fotos de Diciembre, son como os avanzaba, fotos del domingo pasado.






Son unas fotografías muy especiales, porque las obtuve de una forma casi imposible. Llovía y arreciaba el viento.... Solo gracias a la amabilidad de un par de donostiarras, que me permitieron subir al portaviones en el puerto, en uno de los casos, y a la terraza del del Nautico, en el otro, puedo traeros estas instantaneas.

Os dejo con ellas. 

Disfrutad de un día otoñal en plena primavera donostiarra.








VIRGINIA

jueves, 24 de mayo de 2012

BIZCOCHO DE AVELLANAS Y CHOCOLATE...... PARA UNA MERIENDA AL ATARDECER



Amanece muy pronto, las tardes se alargan de forma casi interminable, el sol se muestra perezoso en su marcha. Se agradece¡¡¡¡¡

El calor aun es tímido, pero el aire de cuando en cuando se llena de olor a verano y otras veces de olor a tierra húmeda. Los campos se llenan de verdor y de flores de mil colores, y los arboles de crías de pajarillos pujando por aprender tempranamente a volar. ¡ Que distinto de los humanos, que tardamos tanto en echar a andar y cada vez nos cuesta mas salir del nido.

Esta es nuestra primavera. Serena y desconcertante a la vez. Repleta de sol y lluvia, bruma y humedad.

Todo esto es gratis, de momento¡¡¡¡¡ Y espero que por mucho tiempo. Un deleite para los sentidos, si eres capaz de detener la locomotora que nos acompaña en nuestro día a día, y degustarlo, paladearlo, como si de una taza de café se tratase, apurando cada sorbo.



Hoy para acompañar esos momentos, os traigo también algo sencillo, un simple bizcocho de avellanas y chocolate bicolor.

Es el resultado de un error. Se trataba de hacer un "zebra cake", pero no me di cuenta que el cacao que añadí, era un cacao natural, "undutch-process", y la receta no lleva bicarbonato, solo levadura, así que la masa de cacao marchó al fondo y no levó, mientras la masa blanca de avellanas si lo hizo. 

El cacao natural, o tambien denominado "Undutch-Process" no reacciona con la levadura o gasificante habitual, debido a que no ha sido sometido al proceso de alcalinización (Dutch-Process), y precisa del bicarbonato para reaccionar y leudar.


El resultado, el pastel que veis, curioso, pero sobre todo delicado, suave, esponjoso, jugoso, casi diría yo que húmedo, y con un sabor intenso a avellana y chocolate. Está riquísimo.


Lo tomamos al atardecer, tras llevarme el disgusto, al abrirlo, y comprobar que las rayas cebra no estaban.



En fin, todo pasa por ir deprisa y corriendo a todos lados, por pensar que se trataba de un simple bizcocho, y no dedicarle quizás el tiempo y el cariño que merecía y que a menudo os digo que tan importante me parece. Pero de los errores siempre se aprende, y a lo mejor mi error, os sirve para que vosotr@s no lleguéis a cometerlo. Yo lo sabía, pero ni por esas.




Por lo demás, no tiene misterio, está al alcance de tod@s, hasta l@s mas principiantes, no siempre todo lo bueno va a tener que ser complicado en la vida. 

No obstante deciros que al final, retiré algo mas de 1 cup de masa blanca, porque como en algunas recetas, a pesar de aparecer en "webs fiables", tienen sus defectos. En esta ocasión la cantidad que señalaban para separar de masa blanca y añadirle cacao, era excesivamente pequeña y me fue necesario separar mas masa blanca y teñirla en 2 ocasiones. Al final me aburrí, y decidí no teñir mas masa y hacer unos estupendos mini bizcochitos de avellana con la masa blanca que me restaba.

El resultado del cake, un bizcocho quizás excesivamente bajo si fuera un "zebra cake"....y mira que no fue mucha la cantidad de masa que retiré, pero..... Con esta cantidad hubiera sido preferible el molde de 8" (20 cm)



Los bizcochitos por su parte, deliciosos, un acierto 100%. Ya sabéis, se suele decir que "no hay mal que por bien no venga....", y aunque no hay documento gráfico de ellos, os aseguro que los repetiré y en ese caso no dejaré que les toquen un pelo a mis bizcochitos hasta "retratarlos". Madre mía como anda el patio....si alguien me lee, pensará que he perdido la cabeza. 



Así que no os voy a molestar mas en este momento de sosiego. Aquí os dejo la receta. Un bizcocho para una merienda al atardecer, acompañada por una buena compañía y el olor de la primavera cantábrica.




INGREDIENTES: (Para un molde de 23 cm o 9")


- 4 huevos grandes a temperatura ambiente.
- 1 cup de azúcar blanquilla.
- 1 cup de leche entera.
- 1 cup de aceite de girasol.
- 1 Tsp de extracto de vainilla.
- 2 Tsp de licor de avellana.
- 2 cups de harina todo uso.
- 1 Tbsp de levadura de repostería o leudante.
- 1/4 Tsp de sal.
- 1/2 cup (80 gr) de avellanas finamente molidas.
- 4 Tbsp de cacao en polvo desgrasado sin azúcar. "Dutch-Process" para el "zebra cake" o "cake marmolado", y "Unducht-Process" o natural, para el que veis en la foto.




PREPARACIÓN:

En primer lugar tostamos las avellanas enteras en la sartén durante unos minutos 5-10, a fuego medio, y moviéndolas con una cuchara de palo de forma periódica para que no se quemen. Reservamos hasta que se entibien al menos.

Este paso es importe pues el aroma que desprenderán las avellanas tostadas en nuestro cake y el sabor intenso que le otorgarán, no tendrá nada que ver con el de avellanas compradas y molidas sin mas, sin tostarlas.

No es imprescindible este paso, pero si muy recomendable.


Las trituramos hasta convertirlas en polvo o harina, pero cuidando de no pasarnos con el molido, ya que si esto ocurriese desprenderían el aceite y nos quedaría mas una pasta o masa que una harina o polvo de avellanas, siendo por tanto muy difícil su posterior incorporación homogénea a la masa. Reservamos


Precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.


Preparamos nuestro molde de 23 cm forrándolo con papel de horno y engrasándolo con "bake easy" o mantequilla. Reservamos


Comenzamos entonces con la masa del cake o bizcocho.




En el bowl de la KA provisto del accesorio de globo a velocidad alta, o en otro bowl con la batidora de mano, o con el batidor de varillas manual y mucha paciencia y brazo en este último caso, blanqueamos los huevos y el azúcar, hasta que el azúcar se haya prácticamente disuelto, la mezcla blanquee, y haya casi triplicado su volumen.


Bajamos la velocidad a 2-4 y añadimos entonces sin dejar de batir la leche y el aceite.


A continuación añadimos los aromatizantes, en este caso, el extracto de vainilla y el licor. Mezclamos hasta integrar.


En 2 veces y tamizándola sobre la mezcla, incorporamos la harina  con el gasificante y la sal. Revolvemos con un batidor de globo de mano, con movimientos envolventes, hasta integrar en cada una de las ocasiones, y  procurando en cualquier caso no bajar el volumen de la mezcla.



Añadimos las avellanas molidas y las integramos igualmente con movimientos envolventes ayudados del batidor globo manual.

Separamos 4 cups-tazas de mezcla en un bowl mediano (la cantidad que yo aconsejaría para no quedarnos luego sin masa de chocolate) y le añadimos el cacao tamizado en 2-3 veces, para que no se nos formen grumos, no se nos baje la mezcla y quede todo bien repartido. Para este paso nos seguimos ayudando del batidor globo de mano.


Ahora tenemos nuestras 2 masas listas y llega el paso fundamental para conseguir el aspecto de cebra en el corte del bizcocho, que yo no he conseguido gracias a que mi cacao "Hersey" es natural y sin procesar. El llenado del molde.


Ayudados de 2 tbsp distintas, por eso de que la de chocolate no la vamos a poder usar con la de avellanas, porque acabaríamos con el invento, vamos depositando en el centro del molde, primero 3 cucharadas de masa blanca y sobre ella 2 cucharadas de masa de chocolate, continuando de esta forma, hasta finalizar con nuestras masas.


Veréis que la masa empieza a desplazarse hacia los laterales del molde, y poco a poco va llenándolo, quedando a la vista tan solo círculos de una y otra masa.
 


Finalizada la incorporación de las masas, introducimos a media altura, en el horno precalentado, por espacio de unos 40 minutos (30 minutos para el bizcocho de la foto que lleva menos masa) o hasta que al introducir una aguja en el centro del bizcocho salga limpia.


Sacamos a una rejilla enfriadora, dejamos reposar 5 minutos y desmoldamos. Dejamos enfriar completamente sobre la rejilla.

Como todos los bizcochos está mas rico al día siguiente, porque así le damos tiempo a que asienten los sabores.

Servir espolvoreado de azúcar glass y acompañado de un buen café o te, a media tarde, o por qué no en el desayuno, o a cualquier hora, está riquisimo. Es un bizcocho de lo mas esponjoso y muy jugoso, que con la combinación del sabor de las avellanas y el chocolate resulta muy acertado.

Para los mas peques, que disfrutarán enormemente con esta receta, no solo por el aspecto, sino también por los sabores, podéis tapizarlo o acompañarlo de una cucharada de "Nutella", para mi gusto mas rica y jugosa que la nocilla nuestra. Lo siento pero en este caso lo italiano gana. 


Consejos:

- Yo separé algo mas de una taza de masa blanca para hacer unos mini cakes de avellanas que desgraciadamente no han llegado a la foto, pero están riquísimos. Por eso el bizcocho es mas bajito y también algo mas húmedo.

- Si preferís que las rayas queden por igual, esto es que se vean igual de gruesas las blancas que las de chocolate, no tenéis mas que repartir las masa al 50% y repartirla de 3 en 3 cucharadas, para ambas masas, en lugar de 3 y 2.

- Podeis hacer tambien con ambas masas un cake marmolado, solo teneis que poner las dos masa en el molde, de forma alternativa pero desordenda, y luego mezclarlas con ayuda de un palito, haciendo dibujitos arbitrariamente. A los peques les gustará seguro.


- En cuanto al horneado, ya sabéis que cada horno es un mundo, así que a partir del minuto 30-35 estad ojo avizor.


Y ojo al tanto, ni se os ocurra abrir el horno en los primeros 20-25 minutos, o vuestro bizcocho que es muy delicado en ese tiempo, se bajará irremediablemente.


- Como os digo, al llevar solo levadura de repostería como gasificante, y no bicarbonato, os aconsejo que utilices cacao "Dutch Process", que son practicamente la mayoría de los que venden en Europa, por no decir todos.



- Por si tuvieras alguna duda sobre las medidas que os pongo en la receta, os dejo el enlace de la entrada donde podréis consultar las equivalencias en gramos Medidas y Conversiones

Disfrutad del fin de semana.


 VIRGINIA


miércoles, 23 de mayo de 2012

ENSALADA DE REMOLACHA ASADA Y PATATA CON VINAGRETA DE MOSTAZA Y TOMILLO





Una de las hortalizas que mas me gustan es la remolacha, y sobre todo fresca y asada, mas que cocida. No sabéis la diferencia de sabor que puede tener la remolacha asada, con la cocida, ya que el asado intensifica sus sabores dulces con toques terrosos, y su color. Es una autentica delicia. Si sois de los que os gusta la remolacha y nunca la habéis asado en casa, animaos es muy fácil y el resultado es espectacular.

Y ya la diferencia con la envasada, ya sea al vacío en plástico, o en tarros de cristal, ni os cuento. No es que yo no la consuma así, de vez en cuando lo hago, pero si tengo la oportunidad de encontrarla fresca, y asarla en casa, desde luego ni me lo pienso.

La frescura de la remolacha la veréis en sus hojas, que deben estar verdes y frescas, con sus tallos bien rosados intensos, como los que veis en la fotografía. Si le han cortado las hojas, desconfiad de su frescura. No están malas, pero su sabor no será el mismo, habrá perdido al llevar mas tiempo recolectadas. De todas formas, aun así, sigue valiendo la pena comprarlas y asarlas en casa.


Hay varias formas de proceder al asado, por un lado sin pelar, bien lavadas y envueltas en papel albal, con la técnica del papillote, a unos 190ºC, que permite conservar todo su aroma y dicen que así no se secan.

Y por otro, la que hoy os presento, que es pelada con mucho cuidado de no sangrarla, salpimentada y con un hilito de aceite y un dedo de agua en el recipiente. Para mi gusto exquisita y no se seca en absoluto, ni pierde color. Probadla.

En ambos casos el tiempo dependerá del tamaño del tubérculo, pero para remolachas como las de las fotos, con 1 hora, 1 hora 15 a 200ºC, suele ser suficiente.Yo suelo aprovechar el calor acumulado en  el horno cuando horneo pan. Si tenéis que preparar algún asado, aprovechad y os ahorrareis tiempo y dinero.
 

Así que ahora que estamos en plena época de esta hortaliza, me he decidido a publicaros esta entrada con productos de temporada. Se trata de una ensalada de remolacha asada con patata nueva cocida, y de esta forma enseñaros como cocino yo al horno este precioso tubérculo.

En la ensalada que os presento, los jugos de la remolacha empaparán la patata cocida y se impregnará de su color y sabor. 

No necesita mucho mas. Una buena vinagreta de mostaza con tomillo limón fresco, y unos trocitos de queso de cabra para darle el contrapunto al dulzor de la remolacha. Teresa, ya sabes, tu prescinde del queso. Es una pena, a ver cuando te decides a hacerte amiga de este manjar.

En conclusión, alimento de dioses.


Además si sois deportistas este es vuestro alimento. ¿Sabiais que a la remolacha la llaman la "epo vegetal" de los deportistas ya que según dicen, aumenta la absorción de oxigeno en las células de forma natural? Y que además es usado como purificador sanguíneo y estimulante para el hígado que mejora los estados de anemia. Desconozco la fiabilidad de estas afirmaciones, no soy médico ni nutricionista, ni pretendo serlo, pero lo que si os puedo decir es que simplemente está deliciosa.

Así que sin mas preámbulos vamos pues con la receta, 


INGREDIENTES: (Para 4-6 personas)

Para la ensalada

- 2 Manojos de remolachas frescas (6 remolachas) sobrarán.
- 5 Patatas nuevas.
- Agua.
- 4 granos de pimienta negra.
- Aceite de oliva virgen extra. 
- Sal y pimienta recién molida.
- 2 Rodajitas de queso de cabra fresco.
- 1 Manojo de cebollino fresco 
- La vinagreta de mostaza y tomillo. 


Para la vinagreta de mostaza y tomillo:

- 9 cucharadas de Aceite de Oliva Virgen Extra
- 3 Vinagre de vino de jerez.
- 1 cucharadita de mostaza de Meaux "antigua" Pommery o cualquier otra buena.
- Sal y Pimienta recién molida.
- Ralladura de 1/2 limón.
- 1 Manojo de tomillo limón fresco.




PREPARACIÓN:


Precalentamos el horno a 200ºC, calor arriba y abajo.



A continuación procedemos a retirar los tallos y hojas de la remolacha, dejando un pequeño muñón para evitar que al cortarlo muy al ras, la remolacha se nos "desangre", es decir pierda sus jugos y su color.

Las lavamos bien bajo el grifo. Si fueran muy pequeñitas no sería necesario pelarlas, solo lavarlas bien, incluso con un cepillito para retirar cualquier resto de tierra, pues la piel se puede comer y no molesta.

Pero en este caso, yo aconsejo pelarlas con un pela patatas. También podéis dejar este paso de pelarlas, para después de asadas, para que no pierdan jugos, pero en mi opinión con este método no pierden color ni sabor. 


A continuación las pincelamos con aceite de oliva, las salpimentamos y las llevamos a una fuente de horno, en la que además colocaremos un dedo de agua.

Cuando el horno haya alcanzado la temperatura programada las introducimos a media altura y las mantenemos durante aproximadamente 1 hora- 1  hora y 15 minutos, para este tamaño.
Sabréis que están hechas cuando el introducir el palo de una brocheta o el filo de un cuchillo, lo atraviesen facilmente.

Sacamos y esperamos a que entibien. Si no las hemos pelado aun, este será el momento. La piel saldrá sola con una leve presión de los dedos. Eso si, utilizad guantes si no queréis que vuestra manos y uñas se tinten, de un color precioso, pero nada agradable a la vista en las manos.


Mientras tenemos las remolachas en el horno, ponemos una olla mediana con agua. Pelamos las patatas y las cortamos en cuartos. Cuando el agua rompa a hervir, echamos la sal y los gramos de pimienta negra, ya que vamos a aromatizar el agua para las patatas de esta ensalada.

Cuando vuelva el hervor introducimos nuestras patatas, bajamos el fuego para que quede en un ligero borbotoneo y no se nos deshagan, semitapamos la cazuela, y en unos 15 minutos estarán listas.

Colamos y esperamos a que entibien.

Ahora vamos con el montaje.

En un bowl rociamos el fondo con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y vertemos un poco de sal y de pimienta recién molida. Vamos cortando las patatas aun tibias en cuadraditos pequeños. Cuando hallamos finalizado, rociamos con otro chorrito de aceite de oliva virgen extra. Removemos con ayuda de dos cucharas.

Al estar las patatas tibias se impregnaran y absorberan parte del aceite y quedarán de lo mas jugosas. Os recomiendo no saltarse este paso.

Troceamos del mismo modo en cuadraditos las remolachas. Os sobrará alguna, pero no importa, la guardamos en en frigorífico bien cubierta. Hay otras recetas que en breve publicaré.

Mezclamos con la patata con ayuda de 2 cucharas, y procurando no romper la patata, que es mas delicada, mas que nada por la presentación, que también es importante.


Preparamos entonces la vinagreta de mostaza con tomillo limón.

Para ello cojemos un tarro de cristal. Echamos en su interior la sal y la pimienta. Añadimos 3-4 curacharadas de vinagre de vino de jerez y 9 de aceite de oliva virgen extra, la cucharada de mostaza "antigua" y la ralladura de 1/2 limón. Cerramos el tarro y agitamos hasta que todo se emulsione. 

En el momento de servir la vinagreta, y no antes si es que la preparamos con antelación, añadimos el tomillo limón fresco,  
ya que al tratarse de una hierba fresca, perdería color y se oxidaría.

El tomillo limón le va que ni pintado a esta vinagreta. Le da un toque provenzal y fresco a la vez, que además conjuga perfectamente con el aroma que ofrece la ralladura de limón.

Volvemos a agitar.


Repartimos sobre nuestra ensalada de patata y remolacha. 

Añadimos el queso de cabra fresco troceado con la manos y cebollino recién picado.

Listo para degustar. 

Una delicia muy sana, fácil de preparar y mas económica, al tratarse de productos de temporada, con los que además contribuimos a mantener nuestro campo y nuestra economía, beneficiándonos de su punto óptima de consumo y con ello de tener el máximo sabor y frescura.


Consejos:

- La remolacha se puede asar la noche anterior y tenerla en el frigorífico, así el montaje de la ensalada será mas fácil. 

- Si durante la cocción el agua se consume, añadir un poco mas de agua a la fuente. El agua siempre caliente si la fuente es de pyrex, o de lo contrario estallará dentro del horno y os quedareis sin remolachas, sin fuente y con una trabajera de limpieza.

- Os sobrará remolacha, con 4 raíces será mas que suficiente para una ensalada para 4-6 personas. Pero vale la pena asar en exceso y guardar para días siguientes el resto. Os presentaré mas platos con remolacha.

- La remolacha una vez asada conviene conservarla en el frigorífico y consumirla en los 2-3 días siguientes.

- Es conveniente, cuando se trata de hierbas frescas, añadirlas a la vinagreta en el momento de consumir y no antes, pues se oxidarían y perderían color y frescura. 

A disfrutar.

VIRGINIA


lunes, 21 de mayo de 2012

PASTELITOS DE MANZANA Y AVELLANA CON SALSA CALIENTE DE ALBARICOQUE



¿Os gustaría la receta de unos pastelitos deliciosos para presentación de un final de comida que te harán quedar como diría Nigella, como una diosa de la cocina?

Pues no peneis, aquí rauda y veloz os presento la receta.

Estan formados por una base de masa quebrada de avellanas y sobre ella una especie de pasta sable de avellanas que sustituiría al bizcocho tradicional, pero que es mucho mas delicado, y se funde en la boca a cada bocado. Esta pasta sable de avellanas, cuando se cuece en el horno, crece y envuelve la pieza de fruta, en este caso la manzana, como si de un tesoro escondido se tratara, así que nos deja una presentación muy especial.

En cuanto a sabores, las avellanas le otorgan mucha personalidad. Y la mezcla de frutas, manzana entera y albaricoques en puré, le dan ese puntito, que rompe el dulzor de la masa. Si además lo acompañas de una bola de helado de vainilla……En fin una delicia.

Tienen de bueno, que a pesar de lo que pueda parecer, se hacen rapidito, solo tienes que organizarte bien los pasos. Además, se pueden preparar la tarde anterior, con lo cual no te quitará tiempo para dedicarte al resto de platos, y sobre todo no te supondrá ningun estres añadido. 



Una ultima cuestión, en la salsa puedes sustituir los albaricoques por cualquier otra fruta (ciruelas, cerezas…) yo utilicé albaricoques, porque me quedaban de los congelo en temporada, pero puedes utilizar cualquier otra, con la salvedad de que es conveniente que  la fruta que utilices tenga un punto de acidez, o al menos no sea demasiado dulce, para así potenciar la mezcla de sabores. Ya sabeis "sweet and sour".

Asi que sin  mas vamos con la receta.





INGREDIENTES ( para 4 aros de emplatar de unos 8 cm):

Masa quebrada de avellanas:

- 50 gr de harina.
- 10 gr de avellanas finamente molidas.
- 40 gr de azúcar
- Una pizca de sal
- 30 gr de mantequilla muy fría cortada en cubitos.

Pasta sable de avellanas:

- 50 gr de mantequilla blanda
- 70 gr de avellanas finamente molidas
- 60 gr de azúcar glass
- 2 claras de huevo tamaño L
- 20 gr de azúcar
- 20 gr de harina
- Mantequilla para los moldes

Para las Manzanas:

-2 manzanas medianas-pequeñas tipo reineta
- 2 cucharas soperas de azúcar moreno

Para la salsa de albaricoques:

- 80 gr de puré de albaricoques (*).
- 2 yemas de huevo
- 30 gr de azúcar
- El zumo de 1 limón

Para el puré de albaricoques (*):

-  100 gr. de albaricoques frescos o congelados.
-  33 gr. de azucar. 





PREPARACION


Como primer paso preparamos el puré de albaricoques. Para ello blanqueamos los albaricoques en agua caliente y los pelamos. (Si dispones de albaricoques congelados como me paso a mi, puedes triturarlos directamente. Trituramos en la thermomix o batidora junto con 1/3 del peso de los albaricoques en azúcar y  reservamos.

Trituramos todas las avellanas muy finamente, y separamos las que necesitamos para la masa quebrada y las que necesitamos para la pasta sable. Reservamos.

Para la masa quebrada, mezclamos la harina, las avellanas, el azúcar, la sal y la mantequilla con la punta de los dedos. Trabajarlo lo menos posible  y si hiciera falta para ligar, añadir un poquito, pero muy poquito, de agua helada. Envolver en papel film y llevamos a la nevera unos 15-20 minutos.




Precalentamos el horno a 180ºC.

Sacamos la masa del frigorífico y la extendemos con el rodillo bien enharinado de un grosor de unos 3 mm, sobre una superficie enharinada (esta masa es mas pegajosa que la tradicional), hasta que podamos sacar 4 círculos del tamaño de nuestros moldes, o como en mi caso, aros de emplatar. 

Esta masa es más quebradiza y blanda que la tradicional por el añadido de las avellanas molidas, así que hay que tener cuidado a la hora de dar estirarla y trasladarla a la bandeja de horno. Es mejor recortarla sobre la propia bandeja que va a ir al horno, o hacer uso de una pala de galletas ancha para su traslado.

Introducimos en el horno previamente precalentado hacia el centro, y horneamos unos 10-15 minutos, hasta que veamos que están hechos y comienzan a dorarse.

Bajamos la temperatura del horno a 160ºC.



Entretanto preparamos la pasta sable

Batimos con el accesorio de pala de la batidora la mantequilla blanda hasta que este cremosa. Añadimos el azúcar glass y las avellanas molidas y seguimos batiendo hasta que toda la mezcla este bien homogénea y cremosa.

En otro bowl bien limpio, con el accesorio de globo, montamos las claras con una pizca de sal. Cuando ya estén bien espumosas y comiencen a formar picos muy suaves, añadimos poco a poco el azúcar, hasta que este bien disuelto y al dar la vuelta al bowl no se nos caigan las claras montadas. 

No montar en exceso, pues ahora las mezclaremos en 2 veces de forma envolvente con nuestra masa de mantequilla y avellanas, y si estuvieran muy duras seria mucho mas difícil, y no nos permitiría obtener una mezcla homogénea.

Llevamos a una manga pastelera, pues nos será mucho mas fácil rellenar luego los aros de emplatar.

Sobre nuestras bases de masa quebrada recién sacadas del horno, colocamos nuestros aros previamente bien enmantequillados. Y rellenamos hasta no mas de 1/3, con la pasta sable que tenemos reservada en la manga pastelera. Cuidado al rellenar, que por efecto de las claras montadas sube mucho la masa en el horno.

Colocamos sobre cada uno, una ½ de manzana a la que previamente habremos retirado la piel y el corazón y habremos hechos varios cortes longitudinales, como los que se pueden apreciar en las fotos.  

Espolvoreamos sobre nuestras mitades de manzana un poco de azúcar moreno. 

Llevamos a horno previamente calentado a 160ºC, unos 25-30 minutos, dependiendo de cada horno. Debe estar la masa cuajada al sacarlo, para ello comprobar con una aguja.


Mientras tenemos nuestros pastelitos en el horno preparamos la salsa caliente de albaricoques

En un recipiente al baño maría batimos el puré de albaricoques, las dos yemas de huevo, el azúcar y el zumo de limón hasta ligar la salsa y listo. 

Si los pastelitos los vas reservar para el día siguiente, puedes dejar este paso para justo antes de servirlos o simplemente preparar la salsa y llevar en el frigorífico hasta el día siguiente, dándole un pequeño calentamiento al baño maría antes de servir.

A la hora de servir, repartimos la salsa caliente de albaricoques sobre cada pastelito y si queremos acompañamos de una bola de helado. 

Es un postre delicioso por la mezcla de sabores y texturas, que tiene una presentacion muy especial y lo dicho, dejará a vuestros invitados con la boca abierta.

Consejos:

-Estirar la masa quebrada de avellanas, siempre en el mismo sentido para que luego no encoja, esto es, cada vez que pasemos el rodillo procederemos a levantarla y la daremos un 1/4 de vuelta y seguiremos estirando, así evitaremos que luego la masa encoja al hornearse.

Tambien debemos enharinar bien el rodillo y la superficie donde la vayamos a estirar o bien estirarla colocando la masa entre dos bolsas de congelacion o papeles film. Como os decía, esta masa es mas blanda y quebradiza que la masa quebrada tradicional 




A disfrutar.

VIRGINIA

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